Pidan
que les traigan con qué escribir, tras haberse instalado en un lugar que sea lo
más favorable posible para la concentración del espíritu sobre sí mismo. Entren
en el estado más pasivo o receptivo que puedan. Prescindan de su genio, de su
talento y del genio y el talento de los demás. Digan hasta empaparse que la
literatura es uno de los más tristes caminos que llevan a todas partes.
Escriban rápido, sin tema preconcebido, escriban lo suficientemente rápido para
no tener que frenarse y no tener la tentación de leer lo escrito. La primera
frase se les ocurrirá por sí misma ya que en cada segundo que pasa hay una
frase, que desea salir. Sigan todo el tiempo que quieran.
André
Breton en: Manifiesto del surrealismo, 1924.
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