Gerardo
Rueda nace en Madrid en 1926 a 1996 convierte la práctica del collage en un
laboratorio experimental donde, con herramientas y materiales distintos
pinceles y pigmentos logra realizar una pintura pura sin pintura.
En sus
primeras composiciones utiliza papel de color y tinta china donde el papel
actúa como un color más y el dibujo ayuda a enlazar lo disperso.
Rueda
conoce las técnicas vanguardistas del collage, pronto consigue superar las
limitaciones del constructivismo histórico para lograr una armonía
constructiva. Su propósito es convertir el papel pintado en medio pictórico de
los papeles de color cortados de formas irregulares y desgarrados saca partido
estético y positivo al aprovechar sus texturas y juegos cromáticos.
En 1957
el papel de seda arrugado se convierte en su principal recurso, y desarrolla un
discurso sobre la función de la materia y el color.

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