En el
número 1 de la Spielgasse, en Zúrich, se encontraba el mítico Cabaret Voltaire.
Ahí, en 1916, nació el dadaísmo. Dadá es antiartístico, antiliterario y
antipoético. La repetición es la muerte de Dadá. En el Manifiesto sobre el amor
débil y el amor amargo de 1920, Tristán Tzara explica cómo escribir un poema
dadaísta.
El dadaísmo era una respuesta a la sociedad
burguesa, a la brutalidad de la guerra y, sobre todo, al arte que esto
generaba. Se propuso entonces la destrucción de todos los códigos y sistemas
artísticos del momento.
Para
lograr sus objetivos, se declararon en contra de toda lógica. Preferían lo
espontáneo, lo azaroso y lo contradictorio. Prefirieron el caos en vez del
orden, la sátira y la ironía. Por eso el humor jugó un papel fundamental en el
desarrollo de sus propuestas.

No hay comentarios:
Publicar un comentario